Paso 4. Leer sobre los principios fundamentales que deben respetarse para que pueda desarrollarse una colaboración fructífera como base del trabajo de un ONFC.

Principios básicos

El trabajo a través de las fronteras institucionales de la administración y la implicación de las partes interesadas no gubernamentales no se produce por el mero hecho de establecer un órgano institucional como el ONFC. Se requiere mucho más trabajo para crear una cultura de la cooperación y la confianza. El liderazgo político y un programa de trabajo impulsado por los resultados son dos de los muchos aspectos sobre los que se basan las historias de éxito de los ONFC (véase Pakistán y Tailandia). Los gobiernos tienen que asegurarse de que se respeten los principios básicos para garantizar que la consulta sea justa, transparente, responsable, participativa y eficaz.

La Recomendación núm. 40 del CEFACT/ONU enumera los siguientes seis principios:

  • Colaboración y confianza
  • Transparencia
  • Gestión de los diferentes intereses y opiniones
  • Orientación a resultados
  • Consultas como un proceso iterativo que respete el tiempo y los plazos
  • Rendición de cuentas y responsabilidad

Colaboración y confianza

La confianza requiere tiempo para desarrollarse y es el resultado de una experiencia positiva de diálogo y colaboración. El diálogo debe basarse en una cultura de respeto a la opinión, en la comprensión de los imperativos y limitaciones de las partes, y en la aceptación de comentarios. Las consultas son una inversión de tiempo para todas las partes y deberían, por tanto, conducir a una situación beneficiosa para todos, pero debe evitarse que sean monopolizadas por intereses individuales o dominadas por las posiciones de grupos de presión o por la aplicación de directivas. La confianza es el resultado de un diálogo auténtico, también en las fases de diseño y entrega a las que las partes pueden contribuir igualmente.

Transparencia

La transparencia requiere que la información pertinente se comparta de forma abierta con todas las partes y que se ponga a su disposición con suficiente antelación para permitirles prepararse para las reuniones y familiarizarse con los temas, ideas y planes de otras partes interesadas. La información debe ponerse a disposición de las partes para no excluir a ninguna, a menos que existan motivos válidos y específicos para hacerlo, y debe compartirse cuando todavía haya espacio para el debate y las enmiendas. Compartir la versión final de un documento para su discusión equivale a convalidar unas decisiones que ya han sido tomadas, algo que resultará frustrante para las partes.

Gestión de las diferencias

Se asume que las partes interesadas tienen diferentes opiniones, intereses e imperativos. Ese es el motivo por el que se las consulta, pero también es lo que dificulta estas consultas. Es posible limitar el número de partes interesadas, trabajando con asociaciones que representan a diversos miembros. Pero esto no debería ir en detrimento de las partes más pequeñas o de las partes con intereses singulares o específicos. La apertura y la eficacia son dos factores que deben equilibrarse.

Orientación a los resultados

La consulta debe ayudar a centrar los esfuerzos en resultados alcanzables que satisfagan las necesidades de todas las partes interesadas. Un programa de trabajo es un instrumento para lograr la orientación hacia los resultados, pero son las partes las que deben identificar las iniciativas y prioridades clave.

Respeto del tiempo y los plazos

Las consultas pueden ser iterativas, pero no tienen que serlo necesariamente. En un extremo del espectro están las reuniones puntuales, como las reuniones de grupos focales, y en el otro están los órganos permanentes con sus reuniones continuas. Debe avisarse a las partes con suficiente antelación antes de las reuniones.

Rendición de cuentas y responsabilidad

La participación en órganos consultivos o reuniones conlleva responsabilidades para los participantes, entre las que se encuentran el respeto y la neutralidad y la presentación de informes y comentarios a la dirección. Muchos enfoques de consulta requieren informes formales o la publicación de las actas para garantizar la rendición de cuentas.
La rendición de cuentas va acompañada de la necesidad de evaluar los enfoques de consulta —durante la misma y/o tras su finalización— para determinar si la inversión de tiempo, dinero y energía ha aportado valor y si se han respetado los principios fundamentales de equidad, rendición de cuentas y transparencia. Debería llevarse a cabo una evaluación para auditar y gestionar los procesos de consulta y aprender de esas experiencias para la mejora de los esfuerzos futuros.